Si te sangran las encías, algo va mal. La gingivitis es una enfermedad muy frecuente que solemos subestimar hasta el punto de considerar normal uno de sus síntomas: el sangrado de encías. Sin embargo, la gingivitis suele ser el preámbulo de un problema bucodental más grave: la periodontitis, que puede hacer que se nos caigan los dientes. Por eso es tan importante que sepas prevenirla, identificarla a tiempo y tratarla en caso de que aparezca.
Qué es la gingivitis
La gingivitis es una forma leve de enfermedad periodontal, es decir, que afecta al llamado periodonto, que no es otra cosa que el conjunto de tejidos (hueso y encías) que sostienen nuestros dientes. Se trata de un proceso infeccioso y reversible cuya causa más común es la acumulación de placa bacteriana por una inadecuada higiene bucodental.
Si no hacemos nada por detener esta infección, puede derivar en periodontitis (comúnmente llamada “piorrea”), un proceso con secuelas permanentes que ataca al hueso y la encía que sostienen nuestros dientes. Como indica la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), «es fundamental prevenir la gingivitis o, en caso contrario, detectarla y tratarla lo antes posible».
Por qué sufrimos gingivitis
En la inmensa mayoría de los casos, la acumulación de bacterias está detrás de la aparición de la gingivitis. Aunque la principal causa de esta acumulación es una higiene oral deficiente, también puede darse por los siguientes motivos:
- Gingivitis causada por fármacos: ciertos medicamentos provocan un crecimiento excesivo de las encías (hiperplasia), lo que hace que las bacterias sean más difíciles de eliminar. Hablamos de medicinas como la fenitoína (convulsiones), la ciclosporina (para personas que se han sometido a un trasplante de órganos) o la nifedipina (presión arterial y ritmo cardíaco), entre otras.
- Gingivitis debida a carencias vitamínicas: aunque raras veces, la falta de vitamina C y vitamina B3 (niacina) puede producir gingivitis.
- Gingivitis por cambios hormonales: Existen etapas vitales con grandes cambios hormonales que tienen sus implicaciones en nuestras encías. Una de ellas es el embarazo, que propicia la denominada gingivitis gravídica. Esta gingivitis afecta al 36-100 % de las embarazadas, aunque desciende al 0,03 % en embarazos que se inician con la encía sana. Por este motivo es recomendable la evaluación de la situación de las encías y su tratamiento, si procede, antes del embarazo. Por otra parte, con la menopausia puede aparecer gingivitis descamativa, que puede llegar a ser dolorosa.
- Enfermedades como la diabetes, la leucemia, la leucopenia (número bajo de glóbulos blancos o leucocitos) o el sida.
Cómo saber si tenemos gingivitis
Generalmente, la gingivitis no produce dolor ni molestias, pero el sangrado de encías debe tomarse siempre como un aviso de que algo no marcha como debería en nuestra boca. Seguramente, si te sangraran las cutículas de las uñas de las manos, te alertarías. Del mismo modo, también debes alertarte si ves que te sangran las encías espontáneamente, al cepillarte los dientes o cuando masticas alimentos.
Cuando una encía está sana es de color rosa, su contorno es ondulado, de margen afilado y con una textura firme. Si tenemos gingivitis, aparecerá enrojecida, hinchada y brillante, perdiendo la rugosidad con aspecto de piel de naranja propia de la encía sana.
En el caso de los fumadores estos signos no suelen ser tan evidentes, ya que el tabaco los camufla y son más difíciles de apreciar.
Cómo prevenir la gingivitis
La base de la prevención de la gingivitis es una buena rutina de higiene bucodental diaria que incluya las recomendaciones específicas de tu dentista o higienista, puesto que cada persona tiene unas necesidades concretas. Algunos consejos generales, pero de valiosa utilidad, son:
- Cepilla dientes y lengua al menos dos veces al día. El cepillado más importante es el de la noche, antes de acostarte, así que dedícale aún más mimo.
- Es imprescindible que emplees algún método de higiene entre dientes, como el hilo dental o los cepillos interproximales.
- Acude a las citas periódicas con tu dentista.
Tratamiento de la gingivitis
Con el tratamiento profesional y personal adecuado, la gingivitis desaparecerá sin dejar secuelas. Una vez diagnosticada, el primer paso es eliminar las bacterias que la causan. Para ello, realizamos una limpieza dental o profilaxis, con la que eliminamos el sarro, la placa bacteriana y las manchas extrínsecas en los dientes. Además, en la consulta te enseñamos a tener una buena técnica de higiene, dándote indicaciones personalizadas, de forma que puedas cuidar tu boca de forma efectiva desde casa.
En algunas ocasiones, tu dentista también podrá prescribirte pastas dentífricas y colutorios con clorhexidina, aceites esenciales o cloruro de cetilpiridinio (CPC). Los debes usar siempre con unas instrucciones concretas y durante un periodo de tiempo específico que te comunicará tu dentista.
Tu compromiso con la higiene bucodental diaria será la clave del éxito del tratamiento y lo que te permitirá mantener tu boca sana a largo plazo.
En definitiva, unas encías sanas no sangran. Si las ves enrojecidas, inflamadas o sangrantes, te están avisando de que algo no va bien en tu boca y de que debes ponerle solución cuanto antes. Ante síntomas como estos, una visita a tiempo al dentista puede ahorrarte mayores inconvenientes en el futuro. Si quieres tratar tu gingivitis en Huelva, nuestro equipo puede ayudarte.