Héroes o traidores: las clínicas dentales frente al coronavirus

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Todos estamos en estado de alarma. La incertidumbre está en el trabajo, en las calles, en nuestras casas… y dentro de nosotros mismos. Sé que todos estamos ante una situación crítica y que la Administración está desbordada haciendo frente al virus COVID-19. En este contexto, todos opinamos, todos nos lamentamos y todos exigimos. También las clínicas dentales. En estos días compruebo cómo muchos de mis compañeros dentistas han entrado en un conflicto dialéctico sobre cuál debe ser el papel de las clínicas frente al coronavirus y parece que sólo caben dos posiciones: héroes o traidores.

Las clínicas dentales podemos aportar mucho en esta crisis sanitaria. Podemos y debemos… siempre que sea posible. Hay clínicas que ya han echado el cierre y no hay nada que podamos reprocharles porque hay algo innegable: la cercanía física que nuestra profesión exige y los aerosoles propios de muchos de nuestros tratamientos pueden convertirnos en una vía de contagio del COVID-19. El riesgo, mayor o menor, está ahí, y si le sumamos el desabastecimiento de material protector y sanitario que estamos sufriendo, no es justo recriminarles a estos dentistas que hayan decidido cerrar. No son traidores.

Por otra parte, hay clínicas que hemos decidido dar un paso al frente y asistir a nuestros pacientes exclusivamente en casos de urgencia real. Nuestro deber es, por un lado, colaborar con la cuarentena de la población, para la que hemos pospuesto todas las citas que no supongan un riesgo inmediato para la salud; y, por otro, aliviar el peso que está sosteniendo nuestro sistema público de salud. Los dentistas somos sanitarios y, como tales, tenemos voluntad y responsabilidad ante la crisis del coronavirus. Mantenemos nuestra actividad para que las personas con un problema bucodental grave no saturen la sanidad pública y para que nuestros pacientes no se vean obligados a acudir a un hospital y, por tanto, a quedar expuestos a un mayor riesgo de contagio por estar en contacto con pacientes de coronavirus. Nos estamos exponiendo por vocación y estamos abriendo a pérdidas, pero esto no nos convierte en héroes. Tampoco en traidores por continuar con una actividad económica mientras otros no pueden o, en todo su derecho, han decidido no hacerlo.

Como sanitarios, todos los dentistas tenemos la obligación de ayudar, pero ya no todos tenemos la posibilidad de hacerlo. Sin medios, cada día que pasa cierran más clínicas. El Ministerio de Sanidad tiene intervenidos los canales de suministros que son necesarios para el adecuado desarrollo de nuestra actividad clínica: guantes, mascarillas, geles hidroalcohólicos… Es lógico que priorice el abastecimiento de hospitales y es comprensible que nos haya solicitado donar voluntariamente el material del que disponemos (esto es otra forma de ayudar). No debemos criticar a aquellas clínicas que ya no pueden abrir por falta de medios o que han decidido dejar de hacerlo, ni exigir al Gobierno que actúe según nuestro criterio.

Confío en que el máximo número de clínicas dentales pueda permanecer desarrollando su actividad y que todas puedan volver a levantarse tras esta dura crisis. Agradezco enormemente el trabajo que dentistas, higienistas, auxiliares de clínica y personal administrativo están realizando en estos días sometidos a una gran presión.

No es tiempo de exigir, culpar o lamentarse. Estamos en estado de alarma. Es tiempo de ayudar y aportar, cada uno en la medida de lo que le sea posible. Las lágrimas no curan en los hospitales ni los lamentos reponen las estanterías de nuestros supermercados. Ahora nos toca pelear cada día. Aquí no hay héroes ni traidores. Si, uno a uno, somos responsables y solidarios; juntos, recuperaremos pronto nuestro futuro.

Dr. Francisco J. Enrile De Rojas

Médico Estomatólogo – Periodoncista

Nº Colegiado: 21001684

2 respuestas

  1. Me ha encantado el enfoque, Quico. Gracias por esa reflexión. Un fuerte abrazo de vuestros amigos de Clínica Mateos en Sevilla.

    1. Muchas por su apoyo, Dr. Mateos. Sin duda, estamos atravesando un momento muy difícil en nuestra profesión y es normal que surjan distintos puntos de vista.

      ¡Otro fuerte abrazo para vosotros!

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