¿Cuándo salen y se caen los dientes de leche? Guía para padres

orden de salida y caída de los dientes de leche

Tabla de contenidos

La llegada de los dientes de leche es uno de esos hitos que las madres, padres y abuelos esperan con emoción… y un poquito de preocupación. Y es que no falta quien se pregunta: “¿Por qué a mi hijo todavía no le ha salido ningún diente?” o “¿No debería habérsele caído ya ese?”.

Si tienes niños pequeños en casa, este post es para ti. Vamos a contarte cómo es el orden natural en el que aparecen y desaparecen los dientes temporales, qué factores pueden influir en ese proceso y por qué no siempre hay que alarmarse si tu hijo o hija “va a su ritmo”.

 

¿Cuándo salen los dientes de leche?

Aunque solemos decir que “empiezan a salir hacia los seis meses”, lo cierto es que cada niño tiene su propio calendario. Estudios recientes han demostrado que los dientes de leche podrían nacer más tarde de lo que antes se pensaba, sin que ello indique un problema.

El primero en aparecer suele ser el incisivo central inferior, seguido del superior, y a partir de ahí, se van sumando los laterales, primeros molares, caninos y, por último, los segundos molares. El proceso completo puede durar hasta los 2-3 años.

El resumen del orden habitual de erupción de los dientes de leche es el siguiente:

  1. Incisivos centrales (inferiores y superiores)
  2. Incisivos laterales
  3. Primeros molares
  4. Caninos
  5. Segundos molares

 

salida-caída-dientes

 

¿Y cuándo empiezan a caerse?

La primera caída suele producirse en torno a los 6 años, pero no es una ciencia exacta. Igual que hay niños que empiezan a caminar antes o después, también hay quien pierde el primer diente antes de los cinco o después de los siete.

El orden de caída sigue, en líneas generales, el camino inverso al de la salida:

  1. Incisivos centrales
  2. Incisivos laterales
  3. Primeros molares
  4. Caninos
  5. Segundos molares

En paralelo, comienzan a salir las piezas definitivas, con un protagonista destacado: el primer molar permanente, que aparece sin que caiga ningún diente previo, muchas veces sin que los padres lo noten. Luego vendrán los caninos y segundos molares.

 

Cada niño, un ritmo

Aunque existe un “orden natural”, este puede variar ligeramente según cada caso. No todos los niños siguen la cronología “de manual”. La genética, el desarrollo general (percentiles incluidos) y otros factores como la alimentación o el uso de la lengua influyen más de lo que imaginamos.

De hecho, que los peques mastiquen alimentos sólidos como los bocadillos o que mantengan una buena movilidad lingual no solo favorece el desarrollo muscular y óseo, sino también la correcta erupción y recambio dentario. Como solemos decir en la clínica, la lengua y los bocadillos son, en cierto modo, los primeros dentistas de un niño.

 

¿Cuándo hay que preocuparse?

No se trata de estar todo el día contando dientes, pero sí de tener en cuenta algunas señales que aconsejan una revisión:

  • Si a los 7-8 años no ha comenzado el recambio.
  • Si algún diente de leche no se cae mientras ya asoma el definitivo por detrás o por encima.
  • Si el orden de caída es muy alterado respecto al habitual.
  • Si los dientes definitivos no tienen espacio suficiente para colocarse correctamente.

En estos casos, una visita al odontopediatra nos ayudará a comprobar que todo va bien o, en su caso, a intervenir de forma precoz y sencilla.

ortodoncia_caninos

 

¿Y la ortodoncia? ¿Cuándo se empieza?

Muchos padres preguntan si su hijo o hija necesitará ortodoncia y cuándo sería el momento de empezar. La respuesta, como casi siempre, es: depende.

La edad recomendada para una primera revisión ortodóncica es hacia los 6 años, cuando han erupcionado los primeros molares permanentes y los incisivos. Esto no significa necesariamente que se vaya a empezar un tratamiento, sino que permite detectar a tiempo posibles alteraciones del desarrollo dental o esquelético.

En general, los tratamientos de ortodoncia no se inician hasta la adolescencia. Sin embargo, hay excepciones. Por ejemplo, en algunos casos un canino puede quedar “retenido”, y conviene intervenir antes para evitar complicaciones mayores. La clave está en hacer revisiones periódicas que nos permitan detectar estos casos a tiempo y decidir, si es necesario, el momento adecuado para empezar.

 

El papel de los padres: prevención y buenos hábitos

Según datos del Consejo General de Dentistas, solo el 71 % de los padres lleva a sus hijos al dentista al menos una vez al año. Y es una lástima, porque una revisión a tiempo puede evitar tratamientos más complejos en el futuro.

Desde bien pequeños, conviene:

  • Cepillar los dientes dos veces al día (sí, también los de leche).
  • Usar un cepillo adaptado a su edad.
  • Supervisar el cepillado hasta, al menos, los 8 años.
  • Evitar el consumo excesivo de azúcares.
  • Acudir a revisiones periódicas, aunque no haya dolor ni molestias.

 

Conclusión

En resumen, los dientes de leche tienen su orden de entrada y salida, pero no siempre respetan el calendario al milímetro. Hay una franja normal bastante amplia, y dentro de ella, cada peque sigue su ritmo.

Lo importante es acompañarlos con cariño, buenos hábitos y revisiones regulares. En Clínica Enrile, creemos que cuidar su boca desde pequeños es invertir en su salud futura.

Y si el Ratoncito Pérez se retrasa o se adelanta… no pasa nada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Escanea el código