La humanidad lleva siglos en busca de la fórmula de la felicidad y a nadie se le había ocurrido mirar en nuestras bocas; hasta ahora. ¿Significa esto que para ser feliz es necesario tener una boca sana? No necesariamente, pero que ayuda bastante es seguro. Así lo corroboran multitud de estudios recientes que han demostrado hasta qué punto enfermedades mentales como la ansiedad, el estrés o la depresión están fuertemente relacionadas con una deficiente salud bucal.
Y por suerte para ti, en Clínica Enrile somos unos profesionales comprometidos con tu salud bucodental, mental y general. Por eso, te animamos a que sigas leyendo y conozcas de primera mano cómo afectan los problemas bucodentales a tu salud emocional.
Cómo afecta tu salud emocional a la salud de tu boca
Los pacientes con trastornos mentales o emocionales presentan mayor riesgo de contraer enfermedades bucodentales. ¿Los motivos? Los medicamentos que consumen, la falta de autocuidado o la dificultad y la falta de predisposición para acudir al dentista, entre otros.
Una persona que está deprimida o sufra algún trastorno que afecte a su estado de ánimo, por norma general no va a prestarle atención a su higiene dental. De hecho, difícilmente se cepillará los dientes un par de veces al día. Y no solo eso: probablemente tampoco preste atención a su dieta, lo que incidirá de forma directa en la salud de su boca, provocando que aparezcan caries, enfermedad periodontal, bruxismo, xerostomía, mal aliento, etc.
Cómo afecta la salud de tu boca a tu salud general
La salud mental y bucal están fuertemente relacionadas, tanto que tener una mala salud oral afecta y mucho a la salud mental, llegando a provocar trastornos y enfermedades como depresión, ansiedad, alzhéimer, ictus, etc.
Además, aquellas personas que tienen mal aliento o han perdido dientes, tienen dificultades a la hora de comer o hablar y, por ende, se pueden ver afectadas su autoestima y sus capacidades sociales, afectivas y laborales.
La enfermedad de las encías o periodontitis, es un claro ejemplo de hasta qué punto la salud de tu boca está relacionada con tu salud mental y general. Si no se trata a tiempo, las bacterias que causan esta patología pueden llegar al torrente sanguíneo, provocando que se desarrollen enfermedades vasculares, metabólicas, neurodegenerativas, autoinmunes y neoplásicas (las células neoplásicas pueden llegar a ser cancerosas).
La ansiedad: el gran enemigo de tus dientes
El 6,7 % de la población española padece ansiedad, un trastorno que tiene muchas formas de manifestarse, entre ellas: el bruxismo, un trastorno que hace que apretemos o rechinemos los dientes de forma prolongada. Y claro, esa presión se traduce en destrucción y desgaste de los dientes, recesión de las encías, traumatismos, dolores de cabeza, etc.
Además, la ansiedad puede provocar la falta de predisposición de un paciente a acudir a lugares que no le resulten demasiado agradables, como el dentista. Y el no acudir a revisiones periódicas, aumenta el riesgo de desarrollar afecciones bucales de todo tipo, entre ellas, la caries. Y una caries no controlada puede provocar dolores, infecciones, pérdida del diente, lo que tendrá a su vez consecuencias médicas, sociales y económicas.
Y por si esto fuera poco, los medicamentos que se emplean para tratar la depresión o la ansiedad tienen numerosos efectos secundarios para la salud de tu boca, entre ellos, la disminución de la producción de la saliva, protagonista en tareas tan simples como el habla, la masticación, el sabor, la protección del esmalte dental… Y claro, la falta de saliva aumenta el riesgo de caries y otras enfermedades bucales. Una vez más, vuelve a ser la pescadilla que se muerde la cola.
Enfermedades orales causadas por el estrés
Al igual que ocurre con la ansiedad, el estrés es una de las causas más comunes del bruxismo, lo que se traduce en desgaste de los dientes, llegando a producir pérdida de esmalte, hipersensibilidad dental, fracturas y dolor en la mandíbula, la cabeza, las cervicales, etc.
Pero además, puede causar:
- Enfermedad periodontal: El estrés crónico debilita el sistema inmunológico, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis. Estas condiciones se caracterizan por la inflamación de las encías, el sangrado, la retracción de las encías y la posible pérdida de hueso y dientes.
- Hábitos perjudiciales: En situaciones estresantes, algunas personas tienden a recurrir a hábitos perjudiciales para su salud bucal, como fumar, beber alcohol en exceso, consumir alimentos y bebidas azucaradas en exceso o descuidar su higiene bucal diaria.
- Alimentación poco saludable: El estrés puede influir en tus elecciones alimenticias, llevándote a optar por alimentos poco saludables, ricos en azúcares y carbohidratos refinados. Esto puede aumentar el riesgo de caries dental y enfermedad de las encías.
- Disminución de la producción de saliva: El estrés crónico puede afectar la producción de saliva, lo que puede contribuir a la sequedad bucal. La saliva es esencial para neutralizar los ácidos y proteger los dientes de las caries.
- Cuidado oral deficiente: Cuando estamos estresados, a veces descuidamos nuestra rutina de cuidado oral. El cepillado y el uso del hilo dental pueden volverse menos frecuentes, lo que aumenta el riesgo de problemas dentales.
Todas estas consecuencias bucodentales derivadas del estrés, pueden tratarse. Por eso, es importante que acudas a tu dentista para que estudie tu caso y lleve a cabo un tratamiento personalizado.
Cuida tu boca para evitar problemas más graves como la depresión
Mens sana in corpore sano, que decían los romanos. Aunque en este caso, seremos más explícitos: Mens sana in bocca sana. A estas alturas, ya habrás comprobado la relación tan estrecha que mantienen cuerpo y mente.
Pero para que no quede ninguna duda, a continuación te damos algunos consejos básicos para mantener a raya los problemas mentales y emocionales que puedan tener su origen en tu boca. ¿Cómo? Con los siguientes consejos para conservar una adecuada higiene oral:
- Cepíllate los dientes al menos dos veces al día.
- Utiliza hilo o seda dental, así como cepillos interdentales.
- Cepíllate la lengua y utiliza el colutorio dental que te haya recomendado tu dentista
- Mantén una dieta equilibrada, sin abusar de azúcares y almidones.
- Visita periódicamente a tu dentista.